
Es un hecho…existen peores alimentos que la comida rápida. Al contrario de lo que mucha gente cree, esta comida no equivale a comida chatarra.
Es cierto que la mayoría de la comida rápida tiene cantidades enormes de calorías, grasa y sodio y, normalmente es pobre en fibra, calcio y vitaminas A y C. En cuanto a “beneficios nutrimentales” contiene cierta cantidad de proteína y algunas vitaminas y minerales. Aunque la comida rápida no es veneno, podemos decir que no es lo más nutritivo que uno puede comer; sin embargo, tampoco hay que ser tan radicales como en el documental de “Superengordame” y demandar a estas cadenas por ser la causa de la obesidad y no volver a pisar uno de estos restaurantes en su vida, ya que algunos no son “tan malos” y de todos podemos encontrar una opción menos peor!

De lo más “saludable” se encuentran los sándwiches y tortas. Una cadena americana de sándwiches se hizo famosa gracias a los anuncios de personas que mostraban cómo comiendo estos sándwiches de 12 pulgadas bajaron de peso. Y no es que estos sándwiches no engorden, sino el truco está en los ingredientes, ya que sí los pedimos de alguna carne fría –de preferencia pavo- en lugar de alguna ensalada preparada, sin queso ni mayonesa, pueden resultar muy nutritivos.
Sí el antojo de hamburguesas es muy grande, hay que procurar pedirlas sencillas, en lugar de dobles o extragrandes. Sí nos saltamos el queso, el tocino o las salsas cremosas nos podemos ahorrar varias calorías, e incluso nos podemos exceder de lechuga, jitomate, pepinillos y mostaza.
En cuanto a hamburguesas, resultan una mejor opción las de pollo asadas que podemos encontrar en muchos de los restaurantes de comida rápida. Lo que más debemos evitar son las hamburguesas de pollo o pescado empanizadas y los nuggets de pollo, ya que estos contienen mucha más grasa que las hamburguesas y están hechas de productos mucho más procesados.

Otro alimento que no es de los más óptimos, son las papas fritas…serán una delicia y muy tentadoras, pero son una bomba de azúcar con grasa y sal. Sí morimos de ganas de comernos unas, hay que procurar pedir una orden chica o compartirla con alguien.
Sí creemos que las ensaladas son la mejor y más saludable opción de estas cadenas, hay que pensarlo dos veces. Dependiendo de los ingredientes que tengan y sumándole el cremoso aderezo, pueden resultar mucho más engordativas que una hamburguesa. Efectivamente pueden ser muy nutritivas siempre y cuando las pidamos sin crutones ni tortillas, que tengan muchas verduras, que sea de pollo asado en lugar de frito, evitar los quesos amarillos y ponerle solo la mitad del aderezo –si es posible pedir el que no tenga grasa o el light- y preferir mejor salsas tipo mexicana o pico de gallo.
En cuanto a las bebidas, lo que más queremos evitar es tomarnos 900 ml de un refresco con pura azúcar o las espesas malteadas. Podemos mejor escoger un te helado no endulzado –mejor ponerle el azúcar o canderel por aparte- o una limonada.
Finalmente…los postres irresistibles! en su mayoría son extremadamente altos en azúcar y grasa y estoy segura que podemos aprovechar de forma más nutritiva y sabrosa todas esas calorías que estaríamos “desperdiciando" en una galletita o un pie. Sí la ansiedad es muy grande, lo menos peorcito resulta un helado simple –es decir sin chocolate ni cajeta- en barquillo.
Y como mencionan en “Superengordame”, hay que mantenernos alejados de los superpaquetes que por $5 nos dan un chorro de grasa y mucho más gramos de azúcar de lo que nuestro cuerpo necesita.
Pero la realidad es que, como su nombre lo dice, esta comida es rápida, satisfactoria y relativamente barata y, para mucha gente es imposible evitar. Así que como el anuncio de las bebidas, nada con exceso…todo con medida y a escoger las mejores decisiones – o las menos peores- de esta comida rápida.
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