noviembre 27, 2005

INTRODUCIENDO LOS SÓLIDOS A TU BEBÉ

El momento en que la alimentación de tu bebé deja de depender completamente de la leche y se le introducen alimentos sólidos, es cuando ocurre el proceso de ablactación –parcial o completa-. Este se logra al ir aumentando gradualmente la variedad, los tipos y la solidez de los alimentos. La mayoría de los bebés están listos para comer alimentos semi-líquidos alrededor del 4º o 6º mes, pero antes de esto es recomendable darles sopas, caldos o jugos para que se acostumbren a nuevos sabores.
Sin embargo, esto no es una regla, y debemos recordar que cada bebé es diferente y la edad es solamente una referencia, ya que hay muchos bebés que todavía no se encuentran físicamente bien desarrollados para aceptar alimentos sólidos. Tu bebé es quien te marcará las pautas para empezar con sólidos, aunque hay algunos tips que podemos considerar útiles para introducirle sólidos: 1) Tu bebé se queda sentado solo y puede controlar su cabeza y hacer movimientos con esta, 2) Tu bebé muestra cierto interés por la comida, abriendo la boca o acercándose a la cuchara, 3) Tu bebé puede mover la comida del frente de la boca hacia atrás, para tragarla.
Antes del 4º mes –aproximadamente- los bebés todavía no coordinan bien su lengua, para que empuje la comida hacia atrás y poder tragarla. Si empezamos a introducir los sólidos a una edad muy temprana es probable que la mayor parte del alimento pase directamente al pañal, sin dejarle ningún nutrimento y esto incluso puede afectar el sistema digestivo del bebé.
Hay muchas opiniones y recomendaciones respecto al orden en que se deben ir introduciendo los sólidos, y estoy segura que tanto de sus pediatras, familiares y amigos han escuchado varias versiones. Personalmente este es el orden que yo más recomiendo introducir los sólidos (molidos o en papilla)
1) Verduras y frutas: Lo más recomendable es empezar primero con las verduras (como zanahoria, chayote, calabaza, espinaca, etc) ya que estás son menos dulces y si de inicio les damos frutas (como plátano, duraznos, chabacanos, manzana), después no les va a gustar el sabor de las verduras. Lo ideal es empezar en el 4º mes con las verduras y hasta el 5º con las frutas, ofreciéndoles de 1 a 2 cucharadas de verdura o fruta de 2 a 3 veces al día; hay que darle el mismo alimento –nuevo- por 3 o 5 días para checar si lo tolera bien y no desarrolla ninguna alergia o intolerancia. Es sumamente importante que desde bebés les demos una variedad de estos alimentos para que se acostumbren a los diferentes sabores y texturas.
2) Cereales: En el 6º mes se introducen los cereales, aunque muchos doctores recomiendan dar primero estos, pero muchas veces ocurre que con los cereales los bebés suben mucho de peso. De preferencia hay que empezar con cereal de arroz fortificado con hierro, dándoles 1 cucharada mezclada con la leche materna o fórmula de 2 a 3 veces al día; posteriormente se pueden introducir cereales de avena, maíz y trigo. Hay que tener cuidado con evitar darles cereales con fibra, ya que sus estómagos todavía no la pueden digerir bien.
3) Productos de origen animal: Entre los 7 u 9 meses se introduce la carne, pollo, pavo y ternera; se recomienda darles de 1/2 a 1 cucharada 1 o 2 veces al día y al igual que las verduras y frutas, se debe probar con una carne nueva cada 3 o 5 días para verificar que no le caiga mal.
A partir de los 7 u 8 meses también es recomendable introducirles yogurt (no de fresa), requesón o quesos blandos, frijoles o lentejas, combinados con las verduras para hacer papillas, sopas de pasta preparadas con poca grasa, pollo o carne servidas naturales o con otros alimentos. Entre los 8 y 10 meses se introducen alimentos –verduras o carnes- en trocitos pequeños para que el bebé comience a masticar y hasta después de los 10 meses ya se les da trocitos de bolillo, pan o tortilla así como yema de huevo.
Existen ciertos alimentos que son potencialmente alergénicos como huevo entero, pescado, fresa, cítricos, chocolate y miel de abeja, que debemos tener cuidado y no introducirlos hasta el año de edad.
A partir del año de edad ya se recomienda cambiar la leche de fórmula por leche de vaca entera. Debemos recordar que el biberón solo se debe usar para la leche u otros líquidos y no mezclar con cereales, huevo u otro alimento ya que esto impide que el bebé desarrolle la práctica de masticar y puede afectar su digestión y la rutina del sueño.

noviembre 20, 2005

NUTRICIÓN EN LOS BEBÉS: LAS FÓRMULAS

En la mayoría de las situaciones la leche materna da la mejor nutrición a los bebés –al menos por el primer año-, pero hay casos donde la leche materna no es de buena calidad o en suficiente cantidad, la madre no pueda amamantar por cuestiones físicas o médicas -como el trabajo, mucho dolor, estar tomando medicamentos- o simplemente porque no se sienta cómoda haciéndolo y en estas situaciones la mejor opción resulta la alimentación con fórmulas (leche en polvo).

Las madres que deciden alimentar a sus bebés con fórmula, no tienen nada de que preocuparse ya que las fórmulas comerciales son una alternativa saludable y nutritiva; pueden aportar todos los nutrimentos y energía que un bebé necesita hasta que le sean introducidos los alimentos sólidos –entre los 4 y 6 meses- e incluso se recomienda que las fórmulas se le continúen dando hasta que cumpla el año. Es importante mencionar que las fórmulas no contienen las sustancias –anticuerpos- que protegen a los bebés ante alergias u otras enfermedades.
Sin importar el tipo de fórmula que uses –en polvo, concentrada o lista para usar- la mayoría de las fórmulas comerciales están hechas a base de leche de vaca o de soya. Las fórmulas hechas a base de leche de vaca modificada son adecuadas para la mayoría de los bebés. No obstante, hay bebés que son sensibles a la proteína de la leche de vaca o intolerantes a la lactosa, por lo que la mejor opción es usar fórmulas a base de soya.
Al momento de escoger una fórmula, es importante escoger una que este fortificada con hierro, ya que este mineral es indispensable para que se forme la hemoglobina –parte de los glóbulos rojos que transporta el oxigeno en el cuerpo- y para el desarrollo cerebral. Los bebés que nacen a termino tienen suficientes reservas de hierro para que les dure de 4 a 6 meses, pero sí desde el inicio se les da una fórmula fortificada con hierro, se mantienen mejores reservas de este mineral. Resulta un mito que el hierro de las fórmulas les provoca estreñimiento o algún otro problema de alimentación.
¿Quizás se pregunten qué papel juega la leche de vaca en la alimentación de un bebé? En efecto la leche de vaca es un alimento ideal por su contenido de calcio y nutrimentos…pero únicamente a partir de los 12 meses. A pesar de que muchas fórmulas están hechas con leche de vaca, esta ha sido modificada para su uso especial en bebés, ya que de forma regular la leche de vaca contiene demasiada proteína que el bebé todavía no puede digerir, es muy alta en potasio y sodio y deficiente en hierro; además no aporta suficiente cantidad de zinc, vitaminas C y E, cobre y ácidos grasos esenciales, que son nutrimentos indispensables para un adecuado crecimiento y desarrollo del bebé.
Al preparar una leche en fórmula es importante seguir las instrucciones para que la leche obtenga una adecuada consistencia y la cantidad suficiente de nutrimentos. La cantidad de leche en fórmula que toma cada bebé varía y no hay una regla exacta de cuanto debe comer; sin embargo, uno se puede basar según la etapa de desarrollo en la que se encuentre el bebé: De 0 a 4 meses de edad suelen tomar de 6-8 tomas con 18-32 onzas cada uno; de 4 a 6 meses de edad toman de 4 a 6 tomas con 28-45 onzas cada una, de 6 a 9 meses unas 3-5 tomas con 24-32 onzas y de los 9 a 12 meses de edad toma de 2-4 tomas con 24-32 onzas.
Estos son algunas señales que indican que tu bebé ya comió suficiente:
* El bebé cierra su boca o se voltea de la botella.
* El bebé se queda dormido
* El bebé se inquieta cuando le tratas de meter la botella
* El bebé muerde o juega con el chupón de la botella.
Debido a que cada bebé es diferente y su alimentación también, la mejor recomendación es que ellos decidan cuanto comer, no es necesario que siempre se terminen la botella! Si tu bebé moja 6 o más pañales al día, esta aumentando paulatinamente de peso y se ve satisfecho cuando come y tranquilo durante las horas que no lo hace, lo más seguro es que está alimentándose adecuadamente y de manera suficiente!

noviembre 13, 2005

NUTRICIÓN DURANTE LA LACTANCIA



La decisión de amamantar es completamente personal y en caso de que decidas hacerlo debes estar consciente de que esto involucra una buena nutrición para que tu bebé obtenga todos los nutrimentos que necesita a través de tu leche. Al igual que en el embarazo, las necesidades de energía y de algunos nutrimentos aumentan durante esta etapa. Las reservas de energía para la leche se obtienen de 2 fuentes: la energía que se obtiene de las reservas de grasa que se ganaron en el embarazo y la energía –calorías- extra que se debe consumir de los alimentos. Para producir leche, tu cuerpo gasta entre 100 y 150 calorías al día y esto influye en que muchas veces la lactancia ayuda a que las mamás bajen de peso.
Las ventajas de la lactancia son muchas tanto para la mamá como el bebé:
* En la mamá…contribuye a la pérdida de peso ganado durante la gestación, ayuda a que la involución uterina sea más rápida, reduce el riesgo de cáncer de mama, forma un vínculo afectivo con el bebé, es una manera muy práctica, cómoda y disponible de darle de comer el bebé.
* En el bebé…adquiere inmunoglobulinas (defensas), la leche materna es un alimento desarrollado especialmente para el bebé aportándole los nutrimentos necesarios, forma un vínculo afectivo con la mamá.
* Como ventajas generales se tiene que la leche materna es disponible en cualquier momento y a cualquier temperatura, no necesita procesos especiales de limpieza ni esterilidad y es prácticamente gratis, a diferencia de que la fórmulas son muy costosas.
La succión del bebé es el principal promotor para la secreción de la leche, por lo que mientras más se pegue la mamá al bebé más fácil puede ser que baje la leche y que el bebé succione mejor. Sin embargo, a pesar de las ventajas, el inicio de la lactancia puede resultar doloroso para muchas mujeres y si la madre está estresada, angustiada de que no le sale la leche o simplemente no disfruta amamantar, pueden ser motivos de una mala producción de leche y de que el bebé no quede satisfecho.
Hasta la fecha no se conoce ningún alimento en específico que aumente la producción de leche como algunas tradiciones indican (atoles, tés, leche de almendra, evitar tomar agua mientras se amamanta).
Llevar una dieta con suficiente energía y líquidos para satisfacer la producción de leche materna es lo más recomendable; en promedio la producción de leche es de 750 ml/día y ésta implica un enorme gasto de energía. Se recomienda que una mujer lactante lleve una dieta con 500 calorías extras de una dieta normal y consuma entre 750 a 1000 ml de agua adicionales a su consumo habitual. Sin embargo, estas calorías extras varían entre las mujeres, ya que hay que evaluar si es necesario dar más o menos energía, dependiendo de la actividad física, la ganancia que tuvo en el embarazo y la calidad de la leche.
Definitivamente cuando se está lactando no es momento de hacer una dieta para bajar de peso. Si tu dieta es de <1800 calorías, es probable que no estés consumiendo todos los nutrimentos que necesitas y esto puede afectar en la producción y la calidad de tu leche y por lo tanto en la nutrición de tu bebé. El bajar de 1 a 2 kg por mes no afecta la producción de leche pero más de 2 o 3 kg al mes –a partir del segundo mes- no es recomendable.
Uno de los nutrimentos más importantes que hay que cuidar durante la lactancia es el calcio, ya que es la fuente principal de la leche y si no tenemos un buen aporte comenzamos a utilizar el calcio de nuestros huesos para suministrar el de la leche. Lo recomendable es consumir de 2 a 3 porciones de leche al día y muchas veces se necesita un suplemento. Si durante el embarazo tomaste un multivitamínico, quizás tu doctor te recomiende seguir tomándolo durante la lactancia.
Se recomienda que las bebidas cafeinadas -refrescos, café, té- y el chocolate se consuman lo menos posible, ya que la cafeína si pasa a la leche materna, pero ocasionalmente 1 taza de café tampoco afecta tanto. En cuanto al alcohol y el cigarro, estos si deben evitarse por completo, ya que estas sustancias pasan directamente a la leche materna y pueden causar graves daños al bebé. Además, hay ciertos alimentos como la cebolla, el ajo, el brócoli, la coliflor, la col, las leguminosas y los chiles o picantes que pueden afectar el sabor de la leche materna y causar que el bebé se inquiete o deje de querer la leche, por lo que es mejor evitarlos o consumirlos esporádicamente; hay algunos alimentos –frutas y verduras específicamente- que pueden cambiar el color de la leche pero sin causar ningún daño.

noviembre 06, 2005

NUTRICIÓN EN EL EMBARAZO (PARTE II)

En el artículo de la semana pasada les hable sobre los principales cambios que ocurren en el embarazo y las recomendaciones de ganancia de peso y como lograr esto. Sin embargo, es importante que sepan que al ser el embarazo una etapa crítica de la mujer, hay ciertos nutrimentos indispensables que deben formar parte de la alimentación diaria durante estos nueve meses, para poder prevenir cualquier riesgo y lograr que el bebé se desarrolle adecuadamente, evitando poner en riesgo tu salud.
Como comentaba en el artículo pasado, las necesidades de energía no aumentan tanto como mucha gente piensa, pero si lo suficiente como para justificar que el embarazo “cuesta” –por decirlo de este modo- 84,000 calorías, además de las que usualmente consumimos para vivir.
Las vitaminas son nutrimentos primordiales en esta etapa, ya que participan en la división celular del feto e intervienen en muchas funciones del embarazo, por lo que se aumenta el requerimiento de la mayoría, entre las más importantes están:
* Vitamina A: Promueve el crecimiento y desarrollo de las células y tejidos tanto de tu cuerpo como del bebé. Se recomienda un consumo de 770 µg/día (no embarazadas 700 µg/día), lo cual se puede llegar a alcanzar con una dieta correcta y con el aumento de las 300 calorías/día. En caso de presentarse una deficiencia, puede haber crecimiento retardado del bebé, que sea prematuro o con bajo peso (<2.5 kg).
* Vitaminas del complejo B: Se necesita mayor cantidad de niacina, tiamina y riboflavina para usar la energía de la comida en el embarazo. Asimismo se necesita más vitamina B6 para ayudar a que la proteína produzca más células. Las necesidades de vitamina B12 también son mayores y la podemos obtener en alimentos de origen animal –huevo, carne, leche- por lo que es recomendable que las mujeres vegetarianas consuman alimentos fortificados, ya que una deficiencia produce anemia.
* Ácido fólico: Esta vitamina es crítica en el embarazo –principalmente el primer trimestre- debido a que una deficiencia puede provocar daños en el tubo neural, mal desarrollo en la placenta y anemia. El requerimiento aumenta de 400 a 600 µg/día; generalmente para alcanzar este requerimiento se debe dar un suplemento, incluso previo al embarazo. Algunos alimentos ricos en ácido fólico son verduras de hoja verde, leguminosas e hígado.
* Vitamina C: Las necesidades aumentan ligeramente –de 75 en personas sanas a 85 mg/día- pero con 1 taza de jugo de naranja se alcanza el requerimiento. Esta vitamina ayuda a que el hierro se absorba y considerando que las necesidades de este se duplica, cumple una función importante.
* Vitamina D: Para lograr que el calcio consumido se absorba adecuadamente, se necesita una buena fuente de esta vitamina. Una deficiencia de la vitamina D puede causar bajo peso y raquitismo.
Los minerales también son nutrimentos indispensables, involucrados principalmente en el desarrollo de la estructura del bebé –huesos y dientes-. Los que necesitan de mayor atención son:
* Calcio: Si tu consumo no es suficiente, tu bebé empezará a utilizar el calcio de tus huesos para formar los suyos y puede llevar a provocar osteoporosis, por lo que un buen consumo ayuda a preservar tu masa ósea. Durante el embarazo se necesitan 1000 g/día y en adolescentes 1300; 1 vaso de leche o yogurt aporta 300 mg por lo que es importante aumentar el consumo de este mineral e incluso en ocasiones se debe completar con un suplemento.
* Hierro: Al igual que el calcio, si tu consumo es inadecuado el bebé utilizará el de tu sangre y sumando que tu volumen sanguíneo se duplica es muy común que ocurra una deficiencia, lo que puede provocar un parto prematuro, bajo peso al nacer y muerte súbita del bebé, sin mencionar la anemia de la madre. El requerimiento aumenta de 18 a 27 mg/día y cuesta mucho trabajo alcanzarlo con la dieta –es difícil de absorber- por lo que siempre se receta un suplemento, el cual es recomendable consumirlo en ayunas para que se absorba mejor.
* Zinc: Otro mineral esencial para producir nuevas proteínas en el cuerpo, que participan en el crecimiento celular y desarrollo mental de tu bebé; una deficiencia podría producir malformaciones congénitas y bajo peso. El requerimiento aumenta de 8 a 11 mg/día en embarazadas, pero con una dieta rica en productos de origen animal –pollo, carne, pescado- y algunos cereales integrales es probable que tengamos un adecuado aporte.