julio 24, 2005

¿INTOXICACIÓN ALIMENTARIA? MÁS COMÚN DE LO QUE PENSAMOS

En muchos de los casos, esta enfermedad provocada por alimentos contaminados o echados a perder se puede confundir con cualquier otra enfermedad como una gripe o un virus, ya que los síntomas son muy variados y poco específicos, algunos que se han identificado son cansancio, escalofríos, temperatura, mareo, dolores de cabeza y estómago alterado.
Además, cada persona reacciona diferente y puede ocurrir que aunque varias personas hayan consumido el mismo alimento contaminado, solo algunas se enfermen de manera moderada, otras gravemente o incluso algunos ni presenten síntomas. La reacción depende del tipo de bacteria o toxina, qué tan contaminado estaba el alimento, la forma en que se consumió (crudo o cocido) y la susceptibilidad de la persona hacia las bacterias.
El presentar una intoxicación alimentaria es mucho más común de lo que se piensa, pero el problema es que mucha gente no le da la importancia necesaria por el hecho de que puede pasar rápidamente y en la mayoría de los casos ni siquiera son registrados por los sistemas de salud, pero la realidad es que la intoxicación alimentada mal tratada puede llegar a desarrollar algunos problemas de salud a largo plazo.
Cualquier persona puede ser víctima de esta desagradable enfermedad, pero los bebés, niños, mujeres embarazadas y personas mayores tienen un mayor riesgo, así como personas que tienen un sistema inmune débil como cáncer o SIDA.
Las bacterias son las culpables de causar la mayoría de las intoxicaciones, generalmente a raíz de un mal manejo de los alimentos, las más comunes y problemáticas son la salmonella, el estafilococo, el campilobacter, el botulimsmo y la escleriquia coli.. Sin embargo, la comida también se puede contaminar por virus, parásitos y sustancias químicas que pueden haber en la casa.
En el momento que los alimentos salen del supermercado y entran a nuestra casa, la responsabilidad de mantener los alimentos “seguros” depende de nosotros y, estoy segura que muchos de ustedes saben que para realizar esto debemos mantener los alimentos limpios, los que van calientes en el horno y los fríos en refrigeración. Sin embargo, cual es la conexión con la temperatura? Cual es la mejor manera de mantener los alimentos limpios y seguros? Y aún más importante como se relaciona la seguridad alimentaria con nuestra salud? Grábense este dato, la vida empieza a los 4! Es decir que entre los 4 y 64 °C una simple bacteria se puede multiplicar en millones en tan solo 24 hrs y empezar a producir toxinas que pueden ser dañinas. Estos rangos de temperatura son los que se conocen como la “zona de peligro” ya que son temperaturas que promueven el crecimiento bacteriano, mientras que arriba de 64°C el calor las destruye, al refrigerar alimentos a menos de 4°C disminuye el crecimiento y la congelación detiene el crecimiento pero no las mata. Para que las bacterias puedan sobrevivir y multiplicarse necesitan tiempo y condiciones específicas: comida, humedad, temperaturas calidas y en muchos casos oxígeno; las bacterias son fan #1 de la proteína por lo que alimentos como carne, pollo, huevo, leche y pescado ofrecen un hábitat ideal para que las bacterias se desarrollen.
El mal manejo alimentario –preparaciones no adecuadas, la cocción o el almacenamiento- es la fuente principal de que se produzca crecimiento bacteriano en nuestras cocinas. Nosotros que vivimos a una altitud mayor a 1000 mts, necesitamos cocinar los alimentos por un periodo más largo para lograr matar a las bacterias, ya que a mayores altitudes, el agua hierve a menor temperatura, lo que la hace menos efectiva matar a las bacterias; la mayoría de las temperaturas que se manejan en las recetas o en alimentos enlatados están basados en preparaciones a nivel del mar.
Cabe mencionar que la mayoría de las bacterias no hacen daño e incluso algunas se usan para hacer alimentos como yogurt, quesos y vinagre. Sin embargo, si es indispensable mantener en control a las bacterias para prevenir cualquier mínima enfermedad que se pudiera desarrollar. Si llegas a sospechar que algún alimento está contaminado, ni siquiera lo pruebes! Las bacterias que provocan intoxicaciones alimentarias no se ven, huelen ni saben, más vale envolver el alimento –para que nadie lo pueda llagar a consumir- y desecharlo.

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