febrero 05, 2006

NUTRICIÓN EN LOS ADULTOS

Una saludable y larga vida…es lo que todos deseamos! Y para lograr esto necesitamos llevar un estilo de vida saludable desde el inicio de nuestras vidas. La mayoría de los problemas de salud no comienzan con un solo evento que ocurre en nuestras vidas, sino más bien con la combinación de varios factores, donde algunos no los podemos controlar -como la herencia familiar, el sexo y la edad- pero otros –la mayoría- solo dependen de nosotros y en general están relacionados con la dieta y el estilo de vida que llevamos.
Cuatro de las 10 principales causas de enfermedad y mortalidad en el mundo están íntimamente relacionadas con la dieta, lo cual nos pone a pensar en todo lo que podemos prevenir si llevamos una dieta correcta.
Sin importar si tienes 25, 40 o 50 años nunca es tarde para invertir en la salud y realizar cambios en nuestro estilo de vida –lo que comes, que tan activo eres, si fumas o bebes alcohol- ya que mientras antes uno empieza a ocuparse de su salud –y dejamos de preocuparnos-, más probabilidades hay que se llegue a una edad avanzada más saludable. Pero es importante mencionar que uno debe empezar a actuar desde antes de que los signos de la vejez o kilitos de más empiecen a aparecer.
Es un hecho que al rebasar los 30 años de edad, el metabolismo se va haciendo más lento (disminuye de 2 a 5% por década), y seguimos necesitando los mismos 40 nutrimentos o más que de niños, pero en menor cantidad. Debido a esto es probable que si al tener 50 años seguimos comiendo lo mismo que a los 30 y haciendo la misma cantidad de ejercicio, es muy probable que se empiecen a acumular kilos de más.
Dado que no existe un solo alimento que nos aporte todos los nutrimentos que necesitamos es importante llevar una dieta que incluya una variedad de alimentos y en una cantidad moderada. En esta etapa es importante escoger sabiamente la forma en que consumimos las calorías, ya que como necesitamos menos es más recomendable comer alimentos que aporten pocas calorías y muchos nutrimentos, como frutas, verduras, cereales integrales y procurar evitar alimentos que sean densamente calóricos –galletas, papas, comida chatarra, grasas- la cual tiene muchas calorías y pocos nutrimentos. También es recomendable llevar una dieta baja en grasas –sobre todo saturadas- ya que las que son altas en grasa se han visto relacionadas con enfermedades del corazón, algunos tipos de cáncer, hipertensión arterial, obesidad, etc.
Para la mayoría de los adultos resulta saludable consumir en moderación sal y alimentos con sodio, sobre todo para los que sufren de hipertensión arterial, pero de todas formas resulta útil para prevenirlo.
Una de las herramientas más útiles e importantes para ser un adulto sano, es el mantenerse activo y sí se empieza desde chico, mejores son los resultados. A lo largo de la etapa adulta, hay varios factores físicos que afectan la salud en general conforme avanza la edad, entre ellos:
Fuerza muscular: El tamaño y fuerza de los músculos disminuye de forma natural con los años sobre todo entre la etapa adulta y la vejez; por cada década de vida adulta, una persona pierde en promedio de 3 a 4 kg de masa muscular y el proceso se acelera a partir de los 45 años. Muchas cualidades de sentirse joven y ágil dependen de músculos fuertes y flexibles, por lo que para lograr estos es indispensable hacer actividad física de forma regular que ayude a fortalecer los músculos.
Grasa corporal: De forma natural, la grasa tiende a reemplazar al músculo y esto es más notorio en las personas que son poco activas. Además de perder una “figura musculosa” el exceso de grasa en el cuerpo aumenta el riesgo de presentar enfermedades relacionadas con el corazón. La mejor solución es tratar de evitar que la grasa se acumule, suena fácil pero sin esfuerzo ni dedicación esto resulta casi imposible. En pocas palabras la solución resulta ser de nuevo el hacer ejercicio y mantener un consumo equilibrado –o menor- de energía.
Fuerza ósea: No podemos ver que tan fuertes son nuestros huesos, pero unos huesos saludables hacen toda la diferencia en la forma en que envejecemos, ya que nos permiten seguir con una vida activa sin el riesgo de presentar fracturas. A través del ejercicio y una dieta correcta –con adecuado consumo de calcio- se logran tener huesos saludables.
Nuestro termostato: Los líquidos son la forma más eficaz de enfriar al cuerpo, pero conforme la edad avanza, nuestra percepción de sed disminuye. A pesar de que no presentamos sed, nuestro cuerpo necesita líquidos por lo que debemos beber al menos 6 a 8 vasos de agua al día.

No hay comentarios.: