febrero 26, 2006

ALIMENTACION EN LOS ADULTOS MAYORES

A lo largo de los últimos meses he abarcado temas de nutrición y aspectos del estado nutricio de todas las etapas de la vida y finalmente llegamos al cierre de este ciclo de la vida con la nutrición en los adultos mayores.
Con lo que ya sabemos hasta ahora, estoy segura que muchos de ustedes desearían tener de nuevo 25 años para retomar la forma en que se han alimentado durante todos estos años y el estilo de vida que han llevado. Aunque los mejores resultados se notan más si se empieza a una temprana edad, nunca es tarde e incluso a los 70 años -a pesar de que el reloj no se detiene- se puede gozar de una mejor calidad de vida, sintiéndose bien por más tiempo.
A partir de los 50 años –aproximadamente- ocurren muchos cambios metabólicos y fisiológicos que afectan las necesidades alimenticias de una persona. El ritmo metabólico empieza a disminuir –hasta un 30% en el curso de la vida- lo que explica que las personas a partir de esta edad necesitan ingerir menos calorías, además es probable que a una edad más avanzada sean menos activos. Esto puede resultar complicado para las personas, donde muchas veces no saben la manera adecuada de balancear lo que consumen con su gasto de energía y, es cuando vienen problemas de sobrepeso u obesidad en la vejez. Pero por otro lado, muchos adultos tienen problemas para llegar a alcanzar la cantidad suficiente de calorías y nutrimentos que necesitan, lo que puede llevar a que desarrollen fatiga crónica, depresión y a debilitar su sistema inmune y estar más susceptibles a enfermedades.
Conforme las personas envejecen, la composición corporal también cambia, disminuyendo la masa magra –músculos y tejidos- hasta en un 25% y aumentando la masa grasa. Incluso estos cambios metabólicos y fisiológicos pueden ser más exagerados a causa de complicaciones por problemas gastrointestinales, orales o dentales, así como por ciertos medicamentos que se relacionan con la alimentación y problemas nutrimentales.
Otro cambio importante que a mucha gente le cuesta trabajo aceptar, es que con la edad los sentidos de olfato, sabor y textura empiezan a disminuir y esto puede repercutir en que lo que comen no les sabe ni huele rico y a raíz de esto pueda disminuir su apetito y las ganas de comer, trayendo como consecuencia una desnutrición. Algunos medicamentos pueden ser los culpables de un mal sabor de boca, de una menor salivación o de un menor apetito.
En un gran número de personas, la calidad de vida en la vejez es el resultado de una larga historia de hábitos y actitudes. Bien es sabido que la forma en que nos alimentamos repercute en la forma que envejecemos; una alimentación correcta y el ejercicio rutinario, se consideran hábitos de un estilo de vida saludable que facilitan el manejo de problemas y forman una base importante para la prevención de enfermedades.
Existen tres puntos fundamentales de una alimentación correcta: variedad, equilibrio y moderación. La dieta para personas de la 3ª edad no difiere tanto de la de un adolescente, ya que siguen necesitando los mismos nutrimentos -proteína, hidratos de carbono, grasa, vitaminas, minerales, fibra y agua-, pero en mucho menor cantidades. Las recomendaciones de consumir un alimento de cada grupo de alimentos –frutas y verduras, cereales y granos, leguminosas y productos de origen animal- también aplica en esta etapa, asimismo el realizar 3 comidas al día y de 1 a 2 colaciones para evitar los ayunos prolongados. Además se deben incluir alimentos variados para obtener todos los nutrimentos necesarios y evitar los excesos para no caer en problemas de sobrepeso. Al igual que para todas las personas, se recomienda mantener un consumo moderado de grasas y que estas sean básicamente de origen vegetal –insaturadas- como el aceite de olivo, el aguacate y las oleaginosas para evitar un consumo excesivo de grasas saturadas y colesterol, que pueden afectar la salud.
Existe evidencia de que una buena nutrición promueve vitalidad e independencia mientras que una mala nutrición puede alargar la recuperación de una enfermedad, aumentar la estancia hospitalaria -así como los costos- y crear a una vida de menor calidad. Una buena nutrición es eterna por lo que la calidad de su nutrición es indispensable para la calidad de su vida.

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