
El huevo ha sido tema de controversia durante muchos años, principalmente por el miedo que se ha creado a consumirlo, por su contenido de colesterol e incluso para mucha gente se ha vuelto un alimento prohibido. Sin embargo, hoy en día y gracias a muchas más investigaciones, podemos saber que no solamente el huevo es un alimento sumamente nutritivo, sino que su contenido de colesterol no tiene un gran impacto en nuestros niveles de colesterol en sangre, por lo que se aconseja consumirlo e incluirlo en nuestra dieta. Sí debemos considerar que por sí solo, el huevo contiene grasa por lo que esto si resulta un motivo válido para no consumirlo diariamente o en exceso, para no exceder el consumo de grasa y que a la larga repercuta en una mayor ingesta de calorías y grasa.
La recomendación de consumir 3-4 huevos por semana se mantiene vigente, sobre todo para personas que ya tienen niveles altos de colesterol o herencia -por padres o hermanos- de tener niveles altos de colesterol; es decir que si se acostumbra comer 2 huevos juntos, que este consumo sea de máximo 2 veces por semana y bien el resto se pueden consumir claras. Los niños pueden consumir 1 huevo diario sin riesgo alguno y contribuyéndoles de excelente manera en su nutrición. Para personas que tienen niveles altos de colesterol resulta más efectivo disminuir su consumo de alimentos altos de grasa saturada como carne de res, queso fuertes, lácteos enteros, pasteles, galletas y postres, así como alimentos fritos, empanizados o capeados, en lugar de omitir por completo el huevo.
El huevo, por partes:
Clara: Formada principalmente por agua, proteínas, vitaminas y minerales.
Yema : Aporta la tercera parte del peso total del huevo y su función biológica es la de proporcionar nutrientes y calorías, así como la vitamina A, la tiamina y el hierro.
Cáscara: Constituye entre 9 y 12 % del peso total del huevo. Posee un gran porcentaje de carbonato de calcio (94%) como componente estructural, con pequeñas cantidades de carbonato de magnesio, fosfato de calcio y demás materiales orgánicos incluyendo proteínas. En algunos lugares se muele y se consume en polvo.
Propiedades del huevo: La yema de huevo contiene 100% de carotenoides así como todas las vitaminas liposolubles (A,E,D y K)
La yema contiene más del 90% de calcio, hierro, fósforo, zinc, tiamina, vitamina B6 y B12, ácido fólico y ácido pantotéico. Además contiene cobre, manganeso y selenio
La clara es rica en magnesio, sodio, niacina, potasio y riboflavina, y es la que mayor cantidad de proteína contiene (3.6 g contra 2.7 g que contiene la yema)
No contiene fibra ni carbohidratos.
La yema de huevo contiene ácidos grasos omega-3 del tipo DHA -indispensables para el cerebro y la adecuada función de la retina del ojo- y ácidos grasos omega-6, que se necesitan para una adecuada reproducción, crecimiento y respuesta inmune, así como para mantener cabello y piel sanos. Ambos ácidos grasos son importantes en niños, mujeres embarazadas y lactantes, y a pesar de que los pescados de agua fría son ricos en DHA, no contienen omega-6.
Sus carotenoides, luteína y zeaxantina ayudan a prevenir daños oculares como cataratas y ceguera.
Aporta la sustancia llamada “colina”, la cual juega un importante parpel en la función cerebral (principalmente para ayudar al feto durante la gestación)
Como recomendación general, los huevos no deben consumirse crudos, por lo que hay que olvidar el famoso licuado con huevo, principalmente evitando la clara cruda, ya que contiene un inhibidor de la enzima digestiva “tripsina” que esta solo se destruye al calentarse, por lo que si se queda crudo, el huevo no se digiere adecuadamente. Además las claras contienen una sustancia llamada avidina, que hace que la vitamina del complejo B, biotina, no se absorba, que es una vitamina indispensable para la síntesis de ácidos grasos y mantener un adecuado equilibrio de la glucosa en el cuerpo, así como en durante el embarazo.